El Portal de la Udelar dialogó con los investigadores que en agosto de 2021 obtuvieron las primeras imágenes del coronavirus en Uruguay, en el Laboratorio de Alta Resolución de la sede Rocha del Centro Universitario Regional del Este (CURE), a partir de muestras recabadas por el Laboratorio de Virología Molecular de la sede Salto del Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte. Los investigadores son Álvaro Olivera, licenciado en Bioquímica y especialista en Microscopía Electrónica, y Viviana Bortagaray, licenciada en Biología Humana con una maestría en Biología Molecular, de las sedes de Rocha y Salto, respectivamente. También conversó con Rodney Colina, presidente de la Comisión Coordinadora del Interior y director del Laboratorio de Virología Molecular.
Olivera explicó que la idea de tomar las fotografías surgió a partir de una motivación personal de «poner a punto una técnica que es de rutina para poder evaluar futuros procedimientos». «Nunca fue con la idea de diagnóstico, ni tampoco se hizo desde el primer día en que aparece la pandemia», aseguró. Para esto, el investigador del CURE comenzó a buscar información sobre cómo manejar en Uruguay una muestra infecciosa y hacerlo de manera rigurosa y legal. Investigó con colegas de Estados Unidos, allí lo derivaron con una organización alemana, y a través de la embajada Uruguaya en Alemania obtuvo los protocolos. Si bien estos procedimientos eran de rutina, tener los protocolos daba respaldo a la hora de manejar una muestra infecciosa antes de tener el laboratorio P3 habilitado, indicó. «Ahora con el laboratorio P3 habilitado, va a ser el día y la noche para estos temas, y se podrán hacer funcionar este tipo de cultivos», adelantó.
Con respecto al trabajo interdisciplinario en conjunto entre ambos Cenures, Olivera comentó que cuando le surgió la idea se comunicó con Rodney Colina, porque es quien dirige el Laboratorio de Virología Molecular y además «tenía un laboratorio P3 entre manos». Colina fue quien le contactó con Viviana Bortagaray e hizo de «puente» para que trabajaran en conjunto ambos investigadores. Olivera aclaró que trabajaron con los protocolos internacionales, porque «estamos manejando un patógeno que ha generado problemas grandes a nivel mundial y debíamos seguir un mecanismo riguroso». Bortagaray contó que como en el laboratorio realizan vigilancia epidemiológica, se tomaron las muestras de Salto con las que estaba haciendo el diagnóstico diario de las PRC. Luego coordinó con Olivera la carga viral que necesitaba la muestra y cómo, según los protocolos, inactivar las muestras para mandarlas de forma segura a Rocha. Para esto necesitaba ciertos productos que compañeros de la misma sede de Salto le ayudaron a conseguir.
Rodney Colina le explicó al Portal que los virus fotografiados son «virus muertos», es decir, se inactivan químicamente. En ese estado se transportaron a Rocha, lo cual incluye un riesgo durante el viaje, y se fotografiaron en el microscopio electrónico, que es más sofisticado. Las fotos se pueden hacer en virus vivos, aclaró, pero esto necesita otra logística, por el nivel de seguridad necesario. «La foto que salió tiene el virus casi completo, le falta una parte de la corona, está incompleta, justamente, porque el virus ya no está activo y pierde parte», especificó.
Olivera agregó que se utilizaron virus de pacientes con alta carga viral para la muestra, y aclaró que si bien son resultados muy novedosos, no dejan de ser preliminares. De todas maneras, Bortagaray destacó la importancia de esta investigación, que significa «tener la foto completa. Lo detecté, sé qué carga viral hay, y a su vez le pudimos ver la cara. Más allá de que al detectarlo nosotros creemos que está ahí, por supuesto que sí, estamos muy convencidos, pero es un punto más tener la foto para la portada de todo esto». Actualmente, los investigadores se encuentran trabajando con el Instituto Pasteur y la Facultad de Ciencias en la neutralización del virus. «Aún nos falta la muestra perfecta, para eso va a servir el laboratorio P3», afirmó Olivera, pero reconoció que se encuentran «más que felices de decir que a corto plazo vamos a tener el virus en su forma correcta, llamémosle, o sea no degradado, con la manipulación correcta, en un laboratorio con condiciones controladas».
Capacidades instaladas
En este sentido, Bortagaray aseguró que contar con el laboratorio P3 no es importante sólo para la región, sino para todo el país, porque va a permitir trabajar con patógenos que son altamente peligrosos y se van a poder hacer muchos ensayos que hasta hoy no se podían hacer. «Creo que la ciencia en Uruguay a partir de este P3 va a dar un salto grande, porque se van a poder llevar adelante un montón de ideas con la gente capacitada que hay», señaló y expresó su deseo de que se pueda mantener en el tiempo, dado que el mantenimiento del laboratorio cuesta dinero. «Esto que pudimos hacer ahora con Álvaro fue fabuloso porque fue solo interior y eso habla bien del interior», afirmó Bortagaray. Además, «en el interior hay tecnologías que capaz no están en la capital y hay mucha gente capacitada para trabajar, por eso es importante que nos demos a conocer, que la gente conozca lo que se puede hacer aquí», sostuvo.
Sobre la importancia de tener capacidades instaladas y equipamiento específico en el interior del país, Olivera afirmó que si bien la sede de Rocha del CURE no es en el único lugar del Uruguay donde hay un microscopio electrónico, el que se encuentra ahí es único en su clase, pues no hay otro microscopio de alta resolución en el país. «El microscopio que tiene CURE es de resolución atómica y es el único en el país con este poder de resolución. El nivel de imágenes que estamos obteniendo es de libro», subrayó. Aclaró que este microscopio se viene usando para diagnóstico médico de rutina de forma muy exitosa en el área biológica y, además, si bien es un microscopio un poco complejo de operar, los resultados para el área biológica son excelentes. «La descentralización y la formación de los Polos de Desarrollo Universitario ha generado que llegue este tipo de tecnología única en el país a sitios que no son Montevideo», afirmó.
Asimismo, sobre esto Colina hizo una valoración «altamente positiva», porque ésta es la primera vez que se trabaja entre el Laboratorio de Virología Molecular de Salto y el Laboratorio de Alta Resolución del Departamento de Desarrollo Tecnológico de Rocha con el microscopio electrónico: dos capacidades que se crearon a partir de la no existencia de capacidades en el interior y en base a un programa muy exitoso, que fue el de Polo de Desarrollo Universitario, «un antes y un después en crear capacidades de investigación». Acotó que fue un camino que se recorrió con sus aciertos, desaciertos y críticas, pero lo más importante es que se radicaron investigadores de la Udelar donde no había. «Siempre hubo ese mito que la ciencia se hace en Montevideo. Estas imágenes significan el trabajo de tener capacidades instaladas funcionando, que pueden abordar los temas que nos afectan en todas las áreas del conocimiento», sostuvo.
Conexión entre investigadores
Bortagaray recordó una anécdota sobre el día en que «miró» el virus en vivo y en directo: «Álvaro se conecta por Skype, y escucharlo e ir viendo lo que él estaba buscando, la verdad, fue fabuloso. Rodney (Colina) tampoco lo podía creer, me preguntaba si lo estaba viendo en ese momento. Ojalá que se puedan hacer un montón de cosas más. A pesar de estar a tantos kilómetros de distancia, no se nota tanto». Olivera añadió que esta conexión a distancia entre investigadores es un mecanismo que aplican prácticamente de rutina, es una potencialidad que tiene el equipo. «Podrías estar en otro país usando Internet, el investigador puede estar donde sea y tener una urgencia o ser consultado por determinados datos, y puede hacer esto; simplemente lo que necesita es tener un dispositivo e Internet para, desde cualquier lugar el mundo, estar haciendo en tiempo real microscopía electrónica», señaló. Respecto a la conexión con otros Cenures, dijo que es un trabajo «totalmente descentralizado, es simplemente una demostración de que se puede y vale, porque tenemos los centros separados con tecnologías de punta o únicas, separados en distintos puntos del país y de todas maneras podemos trabajar sin problema. Es excelente», enfatizó.
Por último, Bortagaray expresó que la Universidad de la República tuvo un rol más que importante y fundamental durante esta pandemia; «sobre todo, además de la gente de Facultad de Ciencias que puso a punto el kit para la detección, en el interior del país con la mano que se dio para el diagnóstico diario, que fue fundamental». Recordó que en Salto llegaron a hacer más de 15 mil test durante todo un año y comentó que muchos investigadores pararon sus actividades y posgrados para dedicarse al diagnóstico. «Fue un trabajo muy lindo, muy enriquecedor, y sobre todo más de alguna vez si bien estábamos cansados pensamos que tenemos un deber con la sociedad: la Universidad tiene un deber con la sociedad», afirmó. Por su parte, Olivera agregó que, en investigación, el científico se «esconde» en su laboratorio, pasa muchísimas horas, fines de semana y hasta días de licencia, dentro de su laboratorio. «La ciencia normalmente es así, hasta que no sale una publicación pasa todo escondido y no llega al público en general. A veces surgen cosas como ésta, un poco más novedosas, y por ahí se da la explosión y la gente empieza a ver lo que estamos haciendo. Pero la Udelar estuvo presente todo el tiempo en la pandemia, más allá de lo que pudimos hacer nosotros y otros puntualmente», concluyó.
Fuente: Portal de la Udelar